lunes, octubre 25, 2010

 

CLAUSURA DEL AÑO JUBILAR VILASECANO EN SAN SALVADOR


CENTENARIO DE LA PASCUA DE UN GRAN DEVOTO DE SAN JOSÉ.

Las Hermanas Josefinas, los Misioneros de San José y numerosos laicos josefinos, padres de familia, alumnos y fieles, miembros de la Familia Josefina, están de fiesta por la clausura del Año Jubilar ¡Vilaseca, Vive! en ocasión de celebrarse este año, el centenario de la Pascua de su amado fundador, el P. José María Vilaseca, acaecida en México el 3 de abril de 1910.
Habiendo nacido y recibido el Bautismo en Igualada, Cataluña, el 19 de enero de 1831, cuando era un joven de 22 años se embarcó hacia México en 1852 con el deseo de ser misionero en las Américas. Después de concluir su preparación religiosa y sus estudios teológicos se ordenó sacerdote el 20 de diciembre de 1856, fecha en que tomó como padrino de su vida religiosa y sacerdotal a San José, haciendo honor a aquel que la providencia de Dios, le había dado como patrono en el día de su bautismo.
Sus años juveniles sacerdotales y la madurez de su vida de 79 años, 2 meses y 14 días, los consagró a la evangelización y desde una gran experiencia mariana que lo llevó a escribir libros en honor de la Madre de Dios para darla a conocer y defender sus privilegios, recibió como regalo, decía, una gran devoción a San José hasta ser, “el mayor propagandista de la devoción, conocimiento e imitación de san José de nuestro tiempo”.
“Cuando llegó al suelo mexicano, Vilaseca, incierto aún de su destino, aunque entregado a las manos de la misericordia y de la providencia, tuvo un rasgo que es de los más tiernos: como si este suelo santificado por la presencia de María le transfundiera el amor que arde en todos los corazones, aún entre los corazones alejados y a su nombre de José que había tomado en el bautismo agregó para siempre el de María.
¡José María Vilaseca! Fusión admirable que realizó en su vida: José fue su guía, su Maestro, su sostén; José le enseñó a comunicar la verdad, José enardeció en su corazón aquel amor con que formó a los que de alguna manera participan de la misión de José, tan misteriosa y tan sublime, siendo colaboradores, guardianes, distribuidores, sostenedores de Cristo.”
Sencillo y humilde como José de Nazaret y celoso de la Salvación de la humanidad y de la gloria de Dios, vivió siempre útilmente ocupado, hizo voto de hacer siempre y en todo lo mejor y caminó siempre adelante pues así lo quería San José.
Estas fueron las virtudes y principios que lo animaron en su vida de fundador, formador de sacerdotes, misioneros y religiosas, y estas son las enseñanzas que sigue trasmitiendo en los Colegios y parroquias Josefinas que sus hijos e hijas tienen en nuestro país desde el año de 1914, cuando apenas a 4 años de su Pascua, llegaron a San Miguel, Ahuachapán, Santa Ana, San Salvador, Santa Tecla y Sensuntepeque.
“San José va delante de nosotros en la Evangelización”, decía.
“Seamos un nuevo José de manera que pueda decirse de nosotros como del señor san José: Hizo como el ángel del Señor le había mandado”
“Tomemos a María y a José por protectores para que nos conduzcan y acompañen.”
“A cien años de su pascua, Vilaseca Vive”, decimos nosotros al dar gracias a Dios por su vida y obras, en la solemne Eucaristía celebrada en el Colegio Cristóbal Colón de San Salvador el 29 de octubre del presente año.

P. Gabriel Rodríguez Celis, m.j.

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