sábado, mayo 23, 2009

 

DEL VADEMECUM DEL P. VILASECA

Pensamientos sobre san José
México 2 de mayo de 1854,

El Señor San José. Ite ad Ioseph. Génesis 41, 55.

1º. Motivos y medios. Exordio: No fue la casualidad, sino Dios, cuya providencia se extiende a todo, quien me dio el nombre, ¿y para qué fin? a no dudarlo para que con ejemplo de mi santo patrón me enardeciese en el servicio y amor de Dios. Por consiguiente debo imitar a mi Sto. patrón, pues que Dios lo quiere.


La Iglesia también me lo exige. Esta cuidadosa madre introdujo la loable costumbre de dar el nombre de un Sto. a los que recibiesen el Sto. bautismo, para que desde sus más tiernos años siguiesen sus virtudes y por este medio aumentar conmigo el número de los santos.
Me lo exige finalmente el mismo nombre. Si la fe sin las obras de nada aprovecha, cuanto menos el nombre sin ellas ¿Y puede darse en efecto cosa más contraria a la razón que tener el nombre de un apóstol, de un mártir, de una virgen, y no obstante vivir en la disolución, en la impaciencia, en la tibieza?


De lo que debo concluir que a la imitación de las virtudes de mi santo patrón me obliga Dios que lo quiere, pues para esto me dio el nombre; me lo exige la Iglesia, y para esto me lo puso; me lo exige él mismo, porque de lo contrario sólo sirve para deshonrarme; y estos son tres motivos cual más poderosos y que convienen a todos los santos.


Pero el Santo cuyo sujeto es la presente conferencia es un Santo tan especial, tan extraordinario y tan singular que ninguno puede competir; de lo que concluía que los motivos para serle devoto necesariamente habían de ser especiales, extraordinarios y singulares. Pocos a la verdad me acudían pero eran los suficientes para que con todo ahínco lo procurase.
Sea el primero, la intervención de S. José para con Dios - en la necesidad que tiene un misionero de gracias especiales para desempeñar debidamente sus encargos - que ninguno es más a propósito para alcanzarlas que S. S. José cuya intervención para con Dios es grande, poderosa y eficaz.


- Lo es por su alta dignidad - como el Espíritu Santo nos da una idea de ella cuando le llama esposo de María y padre de Jesús - que es la más alta dignidad de la tierra y de los cielos - que esta estimación con que es tenido hace que su intervención para con Dios sea la más grande.
Lo es también por su poder - que los más grandes hechos que admira el misionero son nada en comparación del legítimo poder que ejerció siendo el S. de la casa de María - cuán grande sea el poder del esposo de una reina poderosa - cual será el del esposo de aquella Señora que es la reina, etc., cuyo excelso trono está sostenido por los nueve coros angélicos - el deseo de María para que su esposo fuese encumbrado en este mundo - que lo manifestó dándole las pruebas más señaladas de su purísimo amor, de su obediencia y sumisión, etc. Cuanto más querrá que sea sublimado ahora que está en el cielo en cuyo lugar se practican las virtudes con toda perfección - ¿cómo podrá Dios versar las gracias a aquel a quien confía su madre y aun su mismo Hijo?

Lo es también por su heroica santidad - que ha sido el varón más adornado de gracias espirituales y naturales - que de lo contrario no se habría confiado a su custodia lo que Dios más ha amado - que el mismo David nos lo asegura diciendo: que el que anda con los impíos se pervierte y el que se acompaña con los justos se santifica - la santidad de un san Antonio por haber tenido al Niño Jesús en sus brazos - ¿Cuál había de ser la de aquél que trataba continuamente con la bendita entre todas las mujeres y con aquél que es santo por esencia? - que Dios ha prometido dar al que pidiere ¿cuanto más lo concederá al S. S. José que es más santo de los nacidos de mujer?

2º. El ser modelo y el más perfecto de la vida de un misionero - ¿En qué consiste la vida de un misionero? -la humildad y la obediencia han de ser los polos de un misionero -de una [manera] singular y la más perfecta brillaron estas dos virtudes en el S. S. José
- su humildad en quererse apartar de su esposa sabiendo que era escogida por madre de Dios
- su obediencia en tomar a María por consorte al mandato del ángel, en ir a Jerusalén, en huir a Egipto, que obedeció sin la menor réplica, que el justo Job preguntaba la causa de su castigo, David se quejaba amargamente en su destierro, que ninguna queja salió de los labios del S. S. José, que tampoco deseaba volver a su patria.
3º. El ser el patrón de los novicios - que una de las causas principales fue por su sencillez y simplicidad en sus operaciones - que los patriarcas sobresalieron todos en la práctica de alguna y este santo en todas - pero era no obstante su virtud característica la sencillez que es una de las virtudes que han de brillar en un misionero - por consiguiente estamos todos en cierto modo obligados a imitar a éste en el ejercicio de sus virtudes y singularmente en la humildad, obediencia y sencillez.

4º. ¿En qué debe consistir la devoción al S. S. José?


- No en rezar ciertas oraciones ni en hacerle novenas porque esto de nada nos serviría si no llevase por fundamento el cumplimiento de la ley y observancia de las Reglas. Primero, en una grande reverencia en las cosas y lugares sagrados - que esa calidad brilló en S. S. José de una manera no común pues tenía, trataba y tocaba al S. de los Santos. Y en segundo lugar, en un exacto y puntual cumplimiento de todas las Reglas del S. noviciado y esto mismo es lo que me sirve de medio para imitarlo el cual me parece ser el más a propósito. Pido al S. esta gracia y se aumenta mi confianza al pensar que la Virgen María le diría esas.


La divina Providencia ha puesto en mis manos los tesoros de sus gracias y a quién puedo fiar mejor su económica distribución que a ti, José, a ti a cuya custodia fuí yo mismo confiado. Esas palabras me animen a pedirle esta gracia con una santa importunación aunque veía cuán distante estaba, etc.”

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