viernes, junio 12, 2009
CONOZCAMOS AL P. VILASECA, GRAN DEVOTO DE SAN JOSÉ

Además de sus trabajos como misionero y sacerdote, escribió numerosos libros de instrucción religiosa.
- En agosto de 1863 envió al Superior general un Tratado de la oración mental de un Misionero; más adelante le remitió unas Meditaciones para los ejercicios anuales.
- En agosto de 1863 envió al Superior general un Tratado de la oración mental de un Misionero; más adelante le remitió unas Meditaciones para los ejercicios anuales.
- En febrero de 1864 le envió un Tratado sobre la dignidad y santidad de un Misionero y en marzo del mismo año otro: Tratado sobre la observancia de las reglas.
- En 1865: tiene listos para enviar al Superior otros tratados: Sobre la conformidad con la voluntad de Dios, Sobre el espíritu primitivo de la Congregación y Sobre la sencillez.
- Este año (1865) publica la explicación del Padre Nuestro.
- En 1866 publica dos opúsculos titulados: El Ave María y La Salve y la Explicación del Credo. Comenza a preparar otro libro que llamó El fin del hombre y de la mujer.
- En 1867 pide autorización para publicar: “Vida de la Inmaculada y divina María augusta Madre de Dios” y la “La Verdadera satisfacción, o sea Necesidad de la Penitencia”
- En 1865: tiene listos para enviar al Superior otros tratados: Sobre la conformidad con la voluntad de Dios, Sobre el espíritu primitivo de la Congregación y Sobre la sencillez.
- Este año (1865) publica la explicación del Padre Nuestro.
- En 1866 publica dos opúsculos titulados: El Ave María y La Salve y la Explicación del Credo. Comenza a preparar otro libro que llamó El fin del hombre y de la mujer.
- En 1867 pide autorización para publicar: “Vida de la Inmaculada y divina María augusta Madre de Dios” y la “La Verdadera satisfacción, o sea Necesidad de la Penitencia”

- En 1868 “¿Quién es María la Madre de Dios?” que esperaba el tiempo oportuno para mandarlo a la imprenta.
Un autor anónimo en 1862 escribió las semblanzas de los misioneros paulinos de la Provincia de México en ese año.
Un autor anónimo en 1862 escribió las semblanzas de los misioneros paulinos de la Provincia de México en ese año.
Así se expresaba de José María Vilaseca:
“Pbro. D. José Vilaseca nació en Igualada, complexión y salud buena, aunque ha padecido bastante de ardor en la sangre; carácter juicioso y afable, talento bueno y buena instrucción en los ramos de la teología; muy aplicado al estudio y escritura de sus funciones para el púlpito. Vocación muy sólida con la práctica edificante de todas las virtudes de nuestro estado. Muy celoso para el confesionario y púlpito, para cuyos ministerios ha recibido de Dios una unción y atractivo singular y provechoso a los fieles. Su grande deseo de perfección a las almas ha hecho temer que exija demasiado, principalmente de los jóvenes, pero ha procurado vencerse aun en esto y acomodarse a las advertencias que se le han hecho. Ha trabajado con mucha asiduidad y empeño en el púlpito y confesionario, con muchísima aceptación de los fieles y con la recomendación que a pesar de las continuadas ocasiones que se le han ofrecido ha sabido no enredarse ni contraer relación alguna con los externos. Ha estado en las casas de México, Puebla, Monterrey y Saltillo con varios cargos particulares que ha desempeñado muy bien; y en las misiones de Texcoco, Atlixco, san Juan del Río, Polotitlán, Aculco, Huichapan, Tecozautla, san Nicolás de las Garzas, haciendo diversas funciones y también sermones de misión aunque para esto no le ayuda mucho su voz.”
“Pbro. D. José Vilaseca nació en Igualada, complexión y salud buena, aunque ha padecido bastante de ardor en la sangre; carácter juicioso y afable, talento bueno y buena instrucción en los ramos de la teología; muy aplicado al estudio y escritura de sus funciones para el púlpito. Vocación muy sólida con la práctica edificante de todas las virtudes de nuestro estado. Muy celoso para el confesionario y púlpito, para cuyos ministerios ha recibido de Dios una unción y atractivo singular y provechoso a los fieles. Su grande deseo de perfección a las almas ha hecho temer que exija demasiado, principalmente de los jóvenes, pero ha procurado vencerse aun en esto y acomodarse a las advertencias que se le han hecho. Ha trabajado con mucha asiduidad y empeño en el púlpito y confesionario, con muchísima aceptación de los fieles y con la recomendación que a pesar de las continuadas ocasiones que se le han ofrecido ha sabido no enredarse ni contraer relación alguna con los externos. Ha estado en las casas de México, Puebla, Monterrey y Saltillo con varios cargos particulares que ha desempeñado muy bien; y en las misiones de Texcoco, Atlixco, san Juan del Río, Polotitlán, Aculco, Huichapan, Tecozautla, san Nicolás de las Garzas, haciendo diversas funciones y también sermones de misión aunque para esto no le ayuda mucho su voz.”